Las III jornadas "Memoria de Mujer. Represaliadas", han puesto hoy de manifiesto en Salamanca la crueldad de que fueron objeto las mujeres durante la guerra civil y la postguerra española, con la cárcel en la que algunas murieron y muchas sufrieron situaciones penosas, incluido el rapado.
La periodista e investigadora María González Gorosarri, en declaraciones a los periodistas, se ha referido a la situación que vivieron unas 1.700 mujeres en la cárcel de Saturrarán (Guipúzcoa), algunas de ellas presas en celdas que estaba a nivel del mar.
"Cada interna -ha aseverado- tenía que dormir siempre con un palmo de agua en el suelo, lo cual implicaba que pasados unos días no podía descansar".
González ha revelado que, a pesar de que en la mayor parte de las actas de defunción de las mujeres que fallecieron en este penal constaban enfermedades, lo cierto es que "muchos de los casos podrían implicar fusilamiento por haber intentado escapar, lo cual era absolutamente improbable, o de hambre".
No obstante, ha sostenido que a Saturrarán se envió a las presas "más comprometidas con el régimen republicano, a pesar de éste había sido legal".
En este sentido, ha añadido, que resultaba del "todo improbable que fueran presas peligrosas" porque, según sus palabras, "las jóvenes no habían participado en la vida pública y las mayores no sabían leer ni escribir; era absurdo condenarlas por ningún motivo ideológico", ha apostillado.
A su juicio, el hecho de que el franquismo tuviera "una represión especial" contra la mujer "no se basaba en ninguna característica propia del género, sino la concepción que tenía el régimen sobre la limpieza y la negación de la sexualidad femenina era lo que le llevaba a ejecutar ese tipo de castigos".
La profesora del Instituto de Secundaria Velázquez, de Sevilla, Pura Sánchez Sánchez, se ha referido al "gesto de rapar" a las mujeres durante la postguerra española con el que los vencedores trataban de mostrar, según ha explicado, que "eran capaces de humillar a los hombres vencidos a través de sus esposas".
De lo que se trataba, según ha añadido, era de "lanzar un mensaje hacia el resto de las mujeres avisándoles de lo que les podría pasar a aquellas que hubieran transgredido su papel tradicional".
A su juicio, el rapado es "un gesto simbólico" porque, entre otras razones se consideraba a la mujer "botín de guerra" y este acto significaba "desproveer a la mujer de uno de sus rasgos de feminidad".
La docente ha explicado que, aunque no está contabilizado el número de mujeres que sufrieron este tipo de humillación, al menos en Andalucía ya se han presentado un total de 120 casos de mujeres que aún viven a partir de la Proposición no de Ley de reconocimiento que ha aprobado recientemente el Parlamento andaluz.
Por contra, ha denunciado que la Ley de la Memoria Histórica "no contempla la pérdida de la dignidad que supone este gesto humillante -el del rapado-.
Las III Jornadas "Memoria de mujer", que mañana clausurará en la capital salmantina la subsecretaria del Ministerio de Cultura, Mercedes Elvira del Palacio Tascón, pretenden rescatar del olvido a aquellas que fueron represaliadas durante la guerra y postguerra españolas y coinciden con el 75 aniversario del comienzo de la Guerra Civil.
Esta tercera edición de las Jornadas dedicadas a la Memoria de la Mujer, han sido organizadas por el Ministerio de Cultura a través del Centro Documental de la Memoria Histórica, y la Universidad de Salamanca, a través de la Facultad de Geografía e Historia, y tienen lugar en el Salón de Actos de la Facultad de Geografía e Historia durante los días 9 y 10 de marzo y que, como todos los años se enmarcan dentro de los actos conmemorativos del Día Internacional de la Mujer.
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