ACTO CIVICO DE HOMENAJE Y REINHUMACION DE
FRUCTUOSO LLORENS TOLESANO
EXTREMEÑO VICTIMA DE LA REPRESIÓN FRANQUISTA EN EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN Y PRISION CENTRAL DE ORDUÑA
SABADO 23 SEPTIEMBRE 2023
CASA DE LA CULTURA, 11 HORAS
FUENTE DEL MAESTRE (Badajoz)
De Orduña (Vizcaya) a Fuente del Maestre (Badajoz)
El próximo 23 de septiembre de 2023, se celebrará en Fuente del Maestre (Badajoz), un acto cívico de homenaje a FRUCTUOSO LLORENS TOLESANO, organizado por la ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE EXTREMADURA (ARMHEX), con la colaboración del Ayuntamiento de Fuente del Maestre.
Fructuoso Llorens Tolesano, campesino, de filiación socialista, fue encarcelado por la dictadura franquista por sus ideas políticas. Después de pasar por varias instituciones penitenciarias en Extremadura (Mérida y Castuera), fue trasladado a la Prisión Central de Orduña (Bizkaia) para cumplir su pena de treinta años de reclusión.
Este convecino de Fuente del Maestre de 54 años, casado con Feliciana García, eran padres de cuatro hijas María, Juana, Josefa y Puri (todas con edades comprendidas entre los 12 y 6 años). Sabía leer y escribir, fue encarcelado el 12 de abril de 1939.
Fue juzgado en Consejo de Guerra el 24 de octubre de 1939 en Mérida, acusado de un presunto delito de Rebelión Militar, y condenado a 30 años de reclusión mayor. La justicia al revés. Los golpistas rebeldes, juzgaban por rebelión a todas persona que había permanecido leal al gobierno legítimo y constitucional de la época. Después de pasar por varias instituciones penitenciarias en Extremadura (Castuera y Mérida), fue trasladado a la Prisión Central de Orduña (Vizcaya) para cumplir su pena.
Allí le sobrevino su fallecimiento, el 6 de abril de 1941, y fue enterrado en el cementerio del municipio vasco, según consta en el Libro de Defunciones del Registro Civil de Orduña. De acuerdo a ese documento, Fructuoso falleció oficialmente de “endocarditis”, es decir, de una infección bacteriana múltiple, una manera eufemística de decir que falleció, al igual que tantos presos de la cárcel, de hambre, frío, hacinamiento, humillaciones y condiciones de esclavitud.
Entre los primeros restos exhumados de las personas represaliadas en aquella lúgubre prisión a los que se ha conseguido poner nombre, gracias a una prueba genética, son los de Fructuoso Llorens Tolesano. Sus restos fueron entregados el pasado 29 de julio por el Ayuntamiento de Orduña en una ceremonia civil que tuvo lugar en el Columbario de la Dignidad, un espacio junto al cementerio de Orduña, con la más alta representación institucional del Gobierno Vasco, en un gesto necesario de justicia, reparación y solidaridad para con las familias de las víctimas y con el se pretendía el reconocimiento y homenaje de quienes perdieron la vida por defender la libertad frente al fascismo que crecía en Europa.
Fructuoso Llorens Tolesano será reinhumado este próximo 23 de septiembre, sábado, en el cementerio municipal de Fuente del Maestre (Badajoz), el pueblo que lo vio nacer, en un acto cívico de homenaje organizado por la ARMHEX. En el acto, abierto a toda la ciudadanía y colectivos, estará presente la única hija que le sobrevive, Juana Llorens García, de 94 años cuya muestra de ADN ha sido primordial en el proceso de su identificación. Juana, la segunda de cuatro hermanas, contaba con sólo diez años cuando se llevaron a su padre sin que, desde entonces, nadie de la familia tuviera conocimiento de su existencia y paradero. Ahora, 84 años después, Juana, vive emocionada a la espera del feliz reencuentro con los restos de su padre, habiendo manifestado a sus seres más queridos el expreso deseo de descansar, algún día y para siempre, junto a él.
El Campo de Concentración y prisión de Orduña.
Entre julio de 1937 y septiembre de 1939 las autoridades militares golpistas establecieron un campo de concentración de prisioneros republicanos en Orduña, en el que fueron internadas alrededor de miles de personas. El objetivo de este centro fue la reclusión preventiva, la clasificación y la reeducación de los prisioneros.
Estuvo situado en pleno centro de la ciudad, en el antiguo colegio de los jesuitas, y tenía una capacidad máxima de 5.000 personas. Los cautivos, algunos de ellos ajenos a la guerra, sufrieron un trato inhumano que se caracterizó por el hacinamiento, la insalubridad, la miseria, el hambre, la violencia, el miedo, la humillación y la incertidumbre. Además, algunos de ellos fueron utilizados como esclavos para realizar diferentes obras públicas y privadas.
El antiguo colegio de los jesuitas, que desde 1937 había sido utilizado como campo de concentración, se convirtió ya a finales de 1939 en la Prisión Central de Orduña. Fue un penal de carácter civil que albergó a varios miles de personas condenadas a largas penas de reclusión por delitos como rebelión, auxilio a la rebelión o adhesión a ella. Es decir, porque se mantuvieron fieles al gobierno de la República legalmente constituida, o porque actuaron en su defensa en lugar de sumarse a la sublevación fascista.
Los presos, eran militantes de partidos y sindicatos, maestros, alcaldes, concejales, obreros o campesinos afiliados a organizaciones políticas y sindicales.
La mayor parte eran naturales sobre todo, de la provincia de Badajoz, muchos de ellos de la comarca de la Serena. A diferencia de los prisioneros de guerra del campo, los presos de la prisión central de Orduña no provenían del frente de batalla, sino de otras prisiones o campos de concentración, como el de Castuera o Mérida, por ejemplo.
Debido a las terribles condiciones de insalubridad, miseria, violencia y falta de alimentos a las que fueron sometidos, se registró la muerte de 201 personas, la mayoría como consecuencia del hambre. 127 eran extremeños (125 de la provincia de Badajoz y 2 de la provincia de Cáceres). Sus cuerpos fueron enterrados en el cementerio municipal, donde en 2013 el Ayuntamiento de Orduña colocó una placa en su memoria. En agosto de 2014 la Sociedad de Ciencias Aranzadi procedió a la exhumación de catorce de ellos, y en diciembre de 2022 recuperó otros 57 más. En total se han exhumado restos de 71 víctimas. Se trata de la recuperación de víctimas del franquismo más numerosa realizada hasta la fecha en el País Vasco.
Después de identificarse los restos, gracias a la colaboración de las familias y de la labor de Gogora - Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, por fin Fructuoso tendrá una sepultura digna en el lugar elegida por su familia, y no en aquella fosa que eligieron sus represores.
Convocamos para acompañar a la familia, amigos y convecinos, el 23 de septiembre de 2023, en que se llevará a cabo el acto cívico de homenaje y entierro de Fructuoso, en el Cementerio municipal de Fuente del Maestre.
La memoria de las víctimas del golpe de Estado, la Guerra de España y la dictadura franquista, su reconocimiento, reparación y dignificación, representan, por tanto, un inexcusable deber moral en la vida política y es signo de la calidad de la democracia. La historia no puede construirse desde el olvido y el silenciamiento de los vencidos. El conocimiento de nuestro pasado reciente contribuye a asentar nuestra convivencia democrática sobre bases más firmes, protegiéndonos de repetir errores del pasado. La consolidación de nuestra sociedad nos permite hoy afrontar la verdad y la justicia sobre nuestro pasado. El olvido no es opción para una democracia.
Este tipo de actos, en cumplimiento de las leyes de memoria histórica y democrática, tanto autonómica como estatal, se articulan como un instrumento de protección y cumplimiento de los derechos humanos, sirven para cerrar heridas y dar un merecido reconocimiento público a familiares y víctimas: Verdad, Justicia, Reparación y garantías de No Repetición.
El acto ha sido organizado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (ARMHEX), junto con los familiares de Fructuoso Llorens. Colaboran: Ayuntamiento de Fuente del Maestre (Badajoz), el PREMHEx (Proyecto para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura –Consejería de Cultura, Diputaciones de Badajoz y Cáceres, junto con la UEX), así como Gogora, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos del Gobierno Vasco, que se ha encargado de todo el trabajo de exhumación e identificación de los restos de las víctimas, así como de su entrega a los familiares.