martes, 30 de julio de 2013

MANUEL GÓMEZ CANTOS. HISTORIA Y MEMORIA DE UN REPRESOR.





Acaba de llegar a las librerías el libro "MANUEL GÓMEZ CANTOS. HISTORIA Y MEMORIA DE UN MANDO DE LA GUARDIA CIVIL", recientemente editado por la Universidad de Extremadura y la Universidad de Córdoba, que no es si no un profundo estudio biográfico sobre este mando de la Guardia Civil, de personalidad violenta, despiadada y carente de todo tipo escrúpulos, un autentico criminal, que murió en 1977, sin responder de sus crímenes y sus desmanes, que le hicieron tristemente famoso, hasta ocupar un funesto lugar en la historia de la represión franquista en Extremadura. Nombrar al que en 1936 era el sanguinario capitán de la Guardia Civil en Villanueva de la Serena (Badajoz), es aún hoy, 77 años después, sinónimo de muerte y miedo. Dejó una huella indeleble en los republicanos, a los que masacró inmisericordemente.


El estudio es fruto de un excelente trabajo de investigación del doctor en Historia por la Uex y profesor del I.E.S Bioclimático de Badajoz, Francisco Javier García Carrero, libro que será presentado a finales de septiembre en fecha aún por concretar en Badajoz, en un acto organizado por la ARMHEX.

El libro se centra en el estudio biográfico de uno de los guardias civiles de personalidad más conflictiva y un represor de primera fila que hizo carrera fundamentalmente, pero no exclusivamente, en el Tercio extremeño: Manuel Gómez Cantos. Se ha circunscrito al personaje en las distintas fases que le tocó vivir alejándose el autor de prácticas decimonónicas tan habituales en este tipo de estudios como son la hagiografía o aquellas que insisten en el individuo como singular forjador de la historia.

Después de analizar el estado de la cuestión bibliográfico, se ha estudiado su paso por la academia toledana y su mediocre expediente. Sus años como guardia civil durante la dictadura de Primo de Rivera y sus actividades en las tres Comandancias que conoció durante la experiencia republicana (Córdoba, Málaga y Badajoz). Su paso por la Guerra Civil como un oficial identificado con la postura sublevada que tuvo como respuesta por parte de la administración franquista la entrega de numerosas prebendas, delegado de Orden Público, entre otros cargos.

La última parte está centrada en su protagonismo contra el movimiento guerrillero antifranquista. Primero como gobernador civil en Pontevedra y después como máximo mandatario en la lucha contra el maquis extremeño. Se hace especial mención a sus indiscriminados actos represivos entre los que se encuentran los sucesos de Mesas de Ibor, que fueron, en última instancia, los que le llevaron ante un consejo de guerra que acabó con su carrera militar.

Junto al proceso represivo también se analiza una práctica menos conocida de su compleja personalidad: deudor moroso, confeso y reincidente, una experiencia que le acompañó a lo largo de toda su peripecia vital.



Manuel Gómez Cantos, un mando de la Guardia Civil
entre el deshonor y la represión, que gozó siempre de la impunidad que le conferían sus galones, en aquella dictadura siniestra.


sábado, 13 de julio de 2013

INFORMES QUE DESINFORMAN





Hemos leído atentamente el informe “El tiempo pasa, la impunidad permanece”, presentado recientemente en la sede de Amnistía Internacional España en Madrid.


Pensamos que dicho informe adolece de graves descuidos u omisiones y al mismo tiempo incluye conceptos que ponen en entredicho el papel de AI en su larga y costosa lucha por la defensa de los derechos humanos universales.


En ninguna de las páginas del informe aparece la más mínima alusión al golpe militar de julio de 1936, que buscaba dar la vuelta a la victoria del Frente Popular en las elecciones generales de febrero de ese año y abortar así la experiencia republicana. Por el contrario, una y otra vez, el informe insiste en los crímenes cometidos durante “la guerra civil y el franquismo”. Esta omisión permite suponer que para AI el desencadenante del conflicto fue una guerra surgida por generación espontánea y en la cual dos partes en litigio equilibrado dirimieron sus diferencias en justa lid, ocasionando por doquier e igualitariamente lesiones a los derechos humanos. Esta visión, absolutamente falsa, nada tiene que ver con la realidad que nos ofrece la historia y la memoria.


La generosa contribución que AI hace a la causa del olvido instaurada por los triunfadores del golpe de estado resulta tremendamente perjudicial para la difícil lucha de las víctimas a las que el sangriento golpe de estado privó de la vida, de las pertenencias y del derecho a la justicia y la reparación, y también y necesariamente a la verdad. Lamentablemente, con este informe, AI no contribuye al esclarecimiento de la verdad, sino que se posiciona claramente del lado del revisionismo histórico.


Consecuentemente con este planteamiento, que omite que en el origen del conflicto posterior hubo un brutal golpe militar que en cuestión de semanas se impuso en más de medio país*, AI se permite aludir en su informe a “ambos bandos” en dos ocasiones:


Pág. 9: ”… los crímenes cometidos durante la Guerra Civil, por ambos bandos, y el franquismo“.


Pág. 29: “… investigar los crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos por ambos bandos durante la Guerra Civil, así como los crímenes de derecho internacional cometidos durante el franquismo“.


En este sentido desearíamos recordarle varias cosas:


1. La República no era “un bando”, sino el Gobierno legal elegido por los españoles en las elecciones generales de 16 de febrero de 1936. El único “bando” que allí había lo formaban los militares golpistas, que desde que declararon el ilegal estado de guerra se apartaron de la legalidad convirtiéndose más que en bando en una banda de criminales fuera de la ley y dispuestos a cualquier cosa con tal de conseguir el poder para ellos y para los que subvencionaban el golpe de estado.


2. Produce cierta extrañeza que AI no sepa que los crímenes cometidos en territorio bajo control republicano fueron investigados hasta la saciedad. Para comprobarlo solo hay que darse una vuelta por el Archivo Histórico Nacional y consultar los más de mil quinientos legajos de la llamada Causa General, el gran proceso judicial abierto por el franquismo contra la República. Allí verán los nombres de las víctimas, las declaraciones de los testigos, los informes judiciales y el paradero de las personas consideradas culpables así como de otras muchas que también fueron asesinadas.


Por otra parte nos gustaría que AI aclarase varios puntos:


- No nos consta que, en ningún momento desde la ejecución del golpe de estado y hasta hoy, haya existido por parte del Estado español dejación de la tutela judicial efectiva para los triunfadores del golpe de estado. En caso de estar equivocados nos gustaría conocer qué pruebas tiene AI de esa supuesta falta de tutela en el bando sublevado desde el momento del golpe hasta hoy.


- Consideramos que este informe, tan injusto para las víctimas y tan conciliador para los verdugos, constituye una prueba más de la victoria de aquella empresa, que fue el golpe de estado y su toma del poder por la fuerza.


Desde luego carece de sentido alguno que, tras varias décadas de rigurosas investigaciones sobre la represión, salga ahora AI olvidando que todo empezó por un golpe militar y hablando de ambos “bandos” y de la necesidad de que los jueces investiguen sus crímenes. ¿Ignoran acaso que de la llamada represión “roja” ya sabemos con bastante certeza el número y la identidad de las víctimas? La única represión que hace falta esclarecer de una vez es la otra, la “azul”, la franquista o fascista, con la que llevamos más de tres décadas y aún no podemos dar datos definitivos. ¿Y saben por qué? Porque la documentación que lo hubiera permitido fue ocultada o destruida y aún no puede consultarse y porque la política archivística desde la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985 hasta la actualidad ha permitido y fomentado una política restrictiva de acceso a los documentos.


Por todo ello, resulta lamentable leer tales expresiones y conceptos en un documento de un organismo que se supone que tiene por objeto la defensa de las víctimas. Infórmense antes de hacer públicos estos informes. Hace ya años que tanto la historia como la memoria han superado lo de “la guerra civil” que todo lo cubre y lo de “los dos bandos”, y que sabemos que el verdadero reto de la justicia española no es otro que asumir la realidad de la represión franquista.


Por todo ello, solicitamos a AI la subsanación de los errores mencionados, tan perjudiciales para la causa de la justicia, la verdad y la reparación de las víctimas del golpe de estado y de la dictadura posterior.


Testimonio personal de la firmante de este escrito:


Pertenezco a una familia de víctimas del golpe de estado de 1936 no contempladas en el ámbito de su informe. Mi abuelo, sus padres, dos hermanos y un cuñado fueron delatados, secuestrados y asesinados, sus hermanas rapadas y una tía, hermana de su madre, condenada a la pena de reclusión mayor, todo ello ocurrido entre el 3 de octubre de 1936 y el 23 de febrero de 1937 y ejecutado por grupos de hombres vecinos de su misma localidad, que no constituían ningún ejército. Ninguno de ellos tiene cabida en el informe.


En aquel pueblo, El Arenal (Ávila), no hubo frente, ni retaguardia, ni lucha bélica. Fueron sencillamente asesinatos y por tanto mi familia no fue víctima de ninguna guerra civil, sino víctima del golpe de estado, en la actualidad invisibles tanto para su país como para AI. Aquel pueblo fue uno de tantos lugares de la geografía española en los que no hubo enfrentamientos bélicos y, por tanto, no hubo crímenes de guerra. Las cifras de lo que se conoce como represión son de vértigo.


Francisco Espinosa Maestre
Historiador


Remedios Palomo
Familiar de víctimas del golpe de estado y ex socia de AI

miércoles, 10 de julio de 2013

FRANQUISMO O FASCISMO




La dictadura que el golpe militar de 1936 estableció en España, que la gobernó desde 1939 hasta 1978, se define fuera de España como una dictadura fascista. Cuando el Sr. Juan Antonio Samaranch, delegado de deportes durante aquella dictadura, y más tarde Presidente del Comité Olímpico, visitó Atlanta en EEUU para inaugurar los Juegos Olímpicos que tomaron lugar en aquella ciudad, la nota biográfica que el The New York Times publicó de él lo presentó como Director General de Deportes del régimen fascista liderado por el General Franco. Y así en Gran Bretaña y Suecia (entre otros muchos países) donde también viví y trabajé por largos periodos de mi vida. Solo en España se conoce aquel régimen como la dictadura franquista, término ampliamente utilizado no solo por las derechas sino incluso también (sorprendentemente) por las izquierdas. La causa de definir aquel régimen de esta manera se debe a un proyecto conservador altamente exitoso que tenía por objeto presentarlo como un régimen caudillista, autoritario, liderado por un general, que limitaba la expresión de libertades sin intentar, sin embargo, cambiar la sociedad e imponer una ideología totalizante a la población. Los que intentaban hacer esto último eran los regímenes totalitarios, tales como los regímenes comunistas. Estos eran no solo autoritarios sino también totalitarios pues promovían el comunismo, que es una ideología totalizante que quería establecer una nueva cultura, ideología y manera de pensar diferente y opuesta a la de un sistema democrático, laico y republicano.

Esta distinción entre regímenes autoritarios y totalitarios la había establecido el politólogo español Juan Linz, profesor de Yale, EEUU, y había sido adoptada por el Departamento de Estado de aquel país para justificar su apoyo a gran número de regímenes caudillistas latinoamericanos, indicando que no eran totalitarios y que, por lo tanto, tenían el potencial transformador en regímenes democráticos, cosa que no ocurría con los regímenes totalitarios tales como los regímenes comunistas, que no eran reformables y, por lo tanto, eran dignos de todo tipo de oposición.

Y el mismo Sr. Linz (español procedente de una familia militante de la Falange, el partido fascista español) negaba que el régimen español fuera totalitario y todavía menos fascista. Según él, el régimen liderado por el general Franco era autoritario pero con el tiempo fue cambiando, dando origen a un régimen democrático. Según este autor, aquel régimen liderado por el General Franco tuvo muy poco de fascista, pues la Falange (el partido fascista) fue una fuerza política con poco peso sobre el aparato del estado. Debido a la enorme influencia del Sr. Linz en las ciencias políticas españolas, esta visión fue ampliamente aceptada no solo por la comunidad académica sino por la cultura mediática y política dominante, de manera que incluso las izquierdas la aceptaron. Pocos líderes de izquierda se refieren a aquel régimen como fascista. A lo único a lo que se llega es a aceptar que puede que el régimen fuera fascista al principio, pero luego, con la llegada de los tecnócratas del Opus Dei a la gobernanza del país, el régimen cambió.

¿Qué es fascismo?

Veamos ahora los datos. El profesor Malefakis, Catedrático de la Universidad de Columbia en Nueva York, y uno de los mayores expertos sobre el fascismo europeo, ha definido las características del fascismo (según él, ocho) de manera tal que si un régimen político las tiene entonces es –según él- un régimen fascista. Veamos cuáles son y si el régimen que existió en España tuvo cada una de ellas, señalando la evidencia que lo avala.

Conforme al Profesor Malekafis, un régimen era fascista si:

1. estaba dirigido por un hombre presentado por el régimen como superhumano. Evidencia: el régimen dictatorial español presentaba a Franco como “Caudillo por la Gracia de Dios”. Yo no soy creyente, pero entiendo que es difícil alcanzar un nivel superior para un ser humano que el ser nombrado a dedo por Dios, dotándolo de características superhumanas. El hecho de que Franco fuera, en realidad, un personaje de gran mediocridad es irrelevante. El régimen lo presentó como superhumano;

2. este caudillo superhumano utilizó a un partido, creado antes del régimen, que le ayudó a tomar el poder y establecer su liderazgo en los distintos aparatos del Estado. Evidencia: dicho partido se llamó la Falange, partido creado e inspirado por el Partido Fascista Italiano, tal como reconoció su propio fundador, José Antonio Primo de Rivera;

3. este partido tiene que tener una ideología nacionalista extrema, con deseos imperialistas, con un canto a la fuerza militar y a la fuerza y masculinidad en general. Evidencia: esta fue la ideología que transmitía el régimen a través del partido;

4. tiene que tener pleno control de todas las instituciones mediáticas creadoras de opinión con fines propagandísticos, desde la radio, la prensa, las escuelas, las universidades. Evidencia: el dictador nombraba a dedo a todos los directores de todos los canales radiofónicos o de televisión, diarios y cualquier institución transmisora de información y persuasión;

5. este control tiene que tener como objetivo el de transmitir la ideología del régimen con el fin de crear una nueva mentalidad y un nuevo tipo de sociedad. Evidencia: esa ideología era un nacionalismo españolista extremo y un catolicismo profundamente reaccionario. Tanto el nacionalismo como el catolicismo son ideologías totalizantes que invaden todas las esferas del ser humano, desde la lengua hasta el sexo. En realidad, es difícil encontrar una ideología menos totalizante que el nacionalcatolicismo, que fue la ideología propia e impuesta por el régimen en todos sus medios de información. Desde la lengua que la población debía hablar hasta como realizar el sexo (dos esferas de máxima intimidad) estaban normatizados en aquel régimen, con sanciones (torturas, cárcel, asesinato y/o exilio) en caso de no cumplimiento;

6. el régimen debe intentar romper con un orden anterior para crear uno nuevo.Evidencia: el régimen dictatorial intentó no solo romper sino eliminar cualquier institución republicana, a la cual consideró como anti-española. Su objetivo era crear una sociedad opuesta a la sociedad democrática, laica y republicana, a la que intentó erradicar;

7. el régimen debe presentarse como creador de una sociedad nueva. Evidencia: elobjetivo explícito de aquel régimen fue alcanzar este objetivo de desarrollar una sociedad nueva, opuesta a la anterior republicana, con un imperialismo extremo, regida por una cultura religiosa liderada por la jerarquía católica profundamente reaccionaria, subordinando todas las instituciones económicas, sociales y políticas a este objetivo;

8. el régimen debe basarse en tener una alianza con grupos de poder económico y otros, subordinados al estado, que sirvan al poder totalizante. Evidencia: en España, todos los poderes y grupos fácticos, desde la Iglesia y el ejército hasta las grandes empresas y bancos y los grandes terratenientes, apoyaron al régimen, beneficiándose enormemente por ello;

Estas son, pues, las ocho categorías que Malefakis considera necesarias y suficientes para que un régimen fuera definido como fascista. Ahora bien, yo creo que estas categorías son incluso insuficientes (para expandir en este punto ver mi libro El subdesarrollo social de España, 2006, pp. 127-145). Hay que añadir tres que se encontraron en el nazismo alemán y en el fascismo italiano:

1. el régimen debe ser racista. Evidencia: el régimen dictatorial español justificó la conquista de América Latina y el imperio que se estableció en una supuesta superioridad de la raza española. De ahí que el Día Nacional (día que celebraba el imperio) se conocía como el día de la raza;

2. el régimen debe negar que el mundo empresarial y el mundo del trabajo tengan intereses contrapuestos. Evidencia: el régimen dictatorial negó la existencia de la lucha de clases, de donde deriva el establecimiento de los sindicatos verticales, en los que se incluía al empresariado y a los trabajadores;

3. el régimen debe ser profundamente anticomunista. Evidencia: el régimen se caracterizaba por su anticomunismo.

Argumentos en contra de la definición de aquel régimen como fascista: sí que lo fue pero solo al principio

Presentados con la evidencia de que el régimen dictatorial reunía estas once características, han aparecido toda una serie de contraargumentos (a los que contesto en el libro citado anteriormente) entre los cuales el que se repite más frecuentemente es que, aun admitiendo que el régimen pudo reunir estas características al principio, dejó de tenerlas pronto. La Falange, por ejemplo, excepto en la primera etapa de gran represión, fue perdiendo poder, cambiando la naturaleza del estado, dominado en su última etapa por los tecnócratas del Opus Dei. Este argumento ignora varios hechos. Uno, la complicidad del Opus Dei con la Falange y su reproducción del nacionalcatolicismo. Es más, la simbología fascista y su parafernalia continuaron hasta el último día de la dictadura. En la entrada de cada pueblo de España aparecía el símbolo fascista, junto con el nombre del pueblo. Y ello hasta 1978. También hasta esta fecha se requería juramento de lealtad al Movimiento Nacional (que tenía desde el uniforme hasta el saludo, el fascista) a todos los funcionarios públicos. Y así una larga lista de hechos.

El hecho de que en las últimas etapas la nomenclatura que controlaba el estado no fuera o no creyera en el fascismo es irrelevante. Tampoco la nomenclatura que controlaba el aparato burocrático en la URSS creía en el comunismo y en cambio se le llamó hasta el último día régimen comunista. En ambos casos, la nomenclatura eran personalidades que no se adherían a ninguna ideología, defendiendo solo y exclusivamente sus intereses personales (desde el Rey hasta Suárez, jefe del Movimiento Nacional). Pero ello no previene que se debiera definir a aquel Estado como fascista, pues todos sus símbolos así lo fueron.

Otro argumento que se ha utilizado en contra de definir aquel régimen como un régimen fascista fue la existencia de otros grupos y fuerzas políticas que competían con la Falange en su influencia sobre el Estado. En realidad, varios autores han considerado la Falange como un partido con escasa influencia. La evidencia muestra, sin embargo, lo contrario. La ideología dominante de aquel régimen reunía cada una de las once características definidas en este artículo. En cuanto a la pequeñez de la Falange, ignora que un partido o fuerza política puede ser de escaso tamaño y en cambio, su ideología, puede ser la hegemónica en el país. Los partidos liberales hoy en Europa son minoritarios y, en cambio, el neoliberalismo es hegemónico en Europa.

Por qué se quiere negar el carácter totalizante de aquel régimen

Una última observación. El lenguaje no es inocente. La narrativa oficial es siempre la que es promovida por la estructura del poder de un país, y lo mismo ocurre en España. Negar el carácter totalizante del régimen dictatorial, su nacionalcatolicismo, el ingrediente central del fascismo español, tiene una función política de enorme importancia, como podemos ver hoy. Las contrarreformas que está llevando el gobierno del Partido Popular y la ideología que lo sustenta tienen sus raíces históricas en el fascismo español. La obvia falta de cultura democrática del PP, su intento de recuperar un nacionalismo extremo, su negación de la plurinacionalidad de España, su represión de la clase trabajadora con pérdida de derechos laborales, sociales y políticos, su estrecho ligamen con los grupos fácticos y poderes económicos, sus contrarreformas educativas para generar “élites superiores” que gobiernen el país, su profundo nacionalcatolicismo, son todo ello reliquias del fascismo que caracterizó aquel Estado. No estoy, naturalmente, indicando que el PP o su cultura sean fascistas, pero sí que estoy subrayando que partes de esta cultura son heredadas del régimen fascista. Y soy consciente de que cuando lo defino como fascismo en lugar de franquismo, se generará una respuesta de hostilidad, no solo por parte de las fuerzas conservadoras españolas sino también incluso por parte de algunas izquierdas que ven el término fascismo como “excesivamente fuerte”. Y ahí está el problema. Viendo a aquel Estado como meramente autoritario no se dan cuenta de la continuidad de la ideología que todavía hoy rige el establishment conservador con la existente en aquel régimen dictatorial que científicamente puede demostrarse que fue de una ideología totalizante fascista.

Vicenç Navarro, actualmente es Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu Fabra (Barcelona).