domingo, 30 de mayo de 2010

Las víctimas de Franco y el laberinto de la justicia


España es el segundo país con más desaparecidos en la historia reciente, después de Camboya. En torno a 114.000 cadáveres, víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, aún yacen sin identificar en cunetas y fosas comunes. Un Estado democrático no debería permitirse semejante aberración, pero, desafortunadamente, en la sociedad española aún existen fuerzas muy poderosas que impiden la superación de lo que constituye a todas luces una anomalía histórica. El juez Baltasar Garzón, que osó atender varias denuncias por crímenes de la dictadura, fue conminado a inhibirse del caso y sometido a un implacable acoso jurídico, político y mediático.


¿Y qué ha sucedido con los expedientes que Garzón trasladó a los distintos juzgados ordinarios para que continuasen la investigación? Muchos han sido archivados sin que mediara diligencia alguna. Otros duermen en la estantería del juzgado. Sólo unos pocos siguen su curso, en la mayoría de los casos con suma lentitud. Bastante tendrán que cambiar las tornas para que las víctimas del franquismo descansen por fin en paz y para que sus familiares encuentren la justicia que llevan años reclamando. Los testimonios recogidos en estas páginas son estremecedores y deberían servir como golpe de conciencia para reactivar la recuperación de la memoria.


La invocación de la preconstitucional Ley de Amnistía en estos casos es, cuando menos, discutible. España está suscrita a convenios internacionales sobre crímenes contra la humanidad que la superan en jerarquía normativa. Y, en cualquier caso, reputados juristas coinciden en que, para aplicar una amnistía o decidir la prescripción de un delito, antes hay que establecer el delito en cuestión, lo cual exige un procedimiento judicial. Pero adentrarse en esos laberintos entraña riesgos, como ha comprobado en sus carnes el juez Garzón.


Marco Schwartz.


Publicado en PÚBLICO. (30.05.2010).

martes, 25 de mayo de 2010

“Memoria Vigilada”


LA ASOCIACION PARA LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE EXTREMADURA (ARMHEX), ORGANIZA Y LES INVITA LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO:


Memoria Vigilada”


Un libro de ENRIQUETA DE LA CRUZ.


JUEVES, 27 DE MAYO, DE 2010.20:30 HORAS.


Patio de Columnas del Palacio de la Diputación de Badajoz.Calle Obispo San Juan de Ribera,6. Badajoz.


Se trata de la tercera obra de Enriqueta de la Cruz y es un homenaje a Extremadura, su tierra natal, y a la II República.

Se trata de la historia centrada en Extremadura, de una familia que puede ser cualquier familia de España posterior a la Guerra Civil. Investigar un episodio del pasado familiar se va complicando hasta revelar una terrible verdad sobre la España de la posguerra y la Transición. Se trata de un inquietante viaje a lo más oculto de los poderes e intereses que luchan por mantener en su sitio la losa del olvido y el pasado.

“Memoria vigilada” nos ofrece una perspectiva inédita sobre el trasfondo de la lucha por recuperar la memoria histórica democrática y romper la impunidad del franquismo.

En clave de novela negra, Enriqueta de la Cruz denuncia la sórdida lucha de los oscuros poderes que intentan impedir la recuperación de la memoria, colectiva e individual, la recuperación de los valores que animaron a La República; que se reconozcan públicamente los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación y que se juzguen los crímenes contra la humanidad que basaron la dictadura. Esta novela es un homenaje a los hombres y mujeres que luchan por recuperar de las fosas a sus muertos y su memoria, el reconocimiento a su dignidad. También es un homenaje a Extremadura, donde vivió su infancia, tierra que impregna esta novela. Recuerdos de Extremadura, lenguaje, olores, historias dentro de la gran Historia… El libro está editado por Silente, en su colección Narrativa y cuenta con una portada del prestigioso dibujante, Juan Kalvellido.

Según la propia autora “es una obra que pretende provocar reacciones en el lector, sobre todo, animarle a que mire a su alrededor desde otras perspectivas que las que impone esos prejuicios tan asentados, que condicionan continuamente qué tenemos que pensar y decir”.

“Los personajes de esta novela –añade De la Cruz- llaman a las cosas por su nombre (por el nombre que muchas personas las conoce pero no se atreven a utilizar), rompen el silencio y el miedo con la esperanza de recomponer sus vidas, pero son la alegoría de una situación más general llena aún de mentiras que son alimentadas por un lenguaje conductista y castrante; unas mentiras que nos vuelven hipócritas, cínicos y poco comprometidos con nuestra sociedad. Esta novela pretende romper ese cerco partiendo de verdades que escuecen pero son imprescindibles para encarar el futuro de manera limpia”.

Fruto de una investigación exhaustiva, la novela, planteada como novela de acción, intriga, psicológica, histórica y actual a un tiempo, nos presenta el momento en que vivimos lleno de interrogantes y zonas oscuras que los personajes desvelarán de manera apasionada, inquietante y cruda, pero también desde la ternura y la fuerza de las emociones humanas, desde el deseo de mejora y desde la esperanza siempre.

“Memoria vigilada”, viene a formar parte de una trilogía no pretendida, junto con “El testamento de la Liga Santa” y “Nada es lo que parece” (las novelas anteriores de la autora), pues las tres obras, cada una con su propio lenguaje y ritmo, completan un cuadro de conjunto sobre nuestro país. Lo no contado, lo evitado, de la Transición; la globalización en su versión española y la sombra del pasado sobre el momento actual, respectivamente.

“La mirada literaria permite contemplar todos estos asuntos desde ángulos especiales, consigue que el lector reflexione y al tiempo y fundamentalmente, que se divierta y disfrute”, subraya la autora.

La obra de Enriqueta de la Cruz es siempre comprometida y entronca con la tradición literaria española, pues en todos los tiempos encontramos ejemplos admirables de las más acerbas críticas y el retrato desnudo de la sociedad de ese momento con esas caras ocultas también.

Huyendo del simplismo, de convencionalismos, de la comodidad del tópico, del libro rosa, del aburrido tono monocorde que se impuso con la dictadura y aún tiene ramificaciones importantes; la autora pretende entablar un diálogo vivificante con el lector. De ahí que presente situaciones, planteamientos, escenas, puntos de vista controvertidos, que permiten romper la rutina de pensamiento plano, políticamente correcto y bendecido.

La obra, como esta misma novela también está impregnada de periodismo, de reportaje, de crónica de actualidad y lo está muy a propósito, en el lenguaje, en el planteamiento cuasi cinematográfico o de instantánea de algunas escenas o personajes, en el ritmo y estructura y en la inspiración de contenidos, en la materia prima de que se alimenta, pues la autora opina que los temas hay que buscarlos en la calle y la literatura debe estar lo más pegada posible a las personas y sus inquietudes en estos tiempos que corren.

Enriqueta de la Cruz, nació en Fuente del Maestre (Badajoz) y reside en Madrid desde su infancia. Además de escritora, es periodista. Ha trabajado entre otros medios en Radio Nacional de España, Cambio 16, Ya, Nuevo Lunes y ha sido asesora del Ministerio de Economía, además de estar vinculada a la Unión General de Trabajadores. Es experta en información laboral, política nacional y nuevas tecnologías de la información. Es miembro de la Asociación de Escritores Extremeños.

jueves, 20 de mayo de 2010

"La alta instancia judicial es sociológicamente franquista"


Juan José del Águila. Magistrado. Autor de la obra ‘El TOP. La represión de la libertad (1963-1977)’



Nadie conoce el siniestro Tribunal de Orden Público franquista (TOP) tan bien como Juan José del Águila (Torremolinos, Málaga, 1943). Primero, como víctima: estuvo un año preso, en 1969. Luego, como abogado vinculado a CCOO y el PCE, defendió a decenas de activistas condenados de antemano, lo que le valió otro paso por la cárcel, en 1973. Y, finalmente, como estudioso: al TOP dedicó su tesis doctoral, una versión reducida de la cual publicó con el título El TOP. La represión de la libertad, 1963-1977(Planeta, 2001).


Del Águila accedió a la magistratura en 1989 y a sus 67 años sigue al pie del cañón: en el juzgado de lo Social número 21 de Madrid y aprovechando ratos libres para investigar la represión franquista y la complicidad del mundo judicial.


¿Qué opina del revuelo por lo que dijo Jiménez Villarejo sobre el TOP?


Muchos medios manipularon lo que dijo. Es obvio que no hablaba de los magistrados actuales porque por una cuestión meramente biológica sería imposible que hubieran sido del TOP. Lo que dijo es que hubo un alto grado de colaboración y complicidad del entramado judicial con el franquismo. Y esto es una evidencia.


¿Pero qué tienen que ver las instituciones actuales con las de la Justicia' franquista?


Mire, el Tribunal Supremo editó en 2006 un libro autolaudatorio, carísimo. Y el mensaje que transmite respecto al franquismo es la continuidad legal: al principio y al final. El libro habla de todo, pero pasa de puntillas sobre el franquismo. No se cuenta que en la sede del Tribunal Supremo se celebraron miles de consejos de guerra, se ignora cómo los miembros de la carrera judicial participaron activamente en la represión: en la magistraturas de Trabajo de estilo fascista, en los tribunales para la represión del comunismo, la masonería y las responsabilidades políticas, en múltiples comisiones mixtas... ¡Ni siquiera se menciona el TOP, que fue una creación judicial al 100% y cuyas sentencias eran revisadas por el Supremo!


¿La transición no fue completa en el mundo judicial?


No hubo ruptura en ningún ámbito judicial ni político. Ahora no deberíamos extrañarnos de lo que pasa. A día de hoy, las altas instancias judiciales son sociológicamente franquistas. Sobre todo en su concepción del orden. Lo que sucede en la Sala de lo Militar del Supremo es llamativo. Siguen considerando justas sentencias fruto de consejos de guerra con el argumento de la seguridad jurídica. Algo así sería difícilmente asimilable en un país democrático.


¿Y las nuevas generaciones?


Ni una sola de las convocatorias a oposiciones a jueces y fiscales desde 1977 ha incluido alguna materia que trate la represión. ¡Ni una línea del TOP! Imagine un juez de 35 años: ni se lo contaron en la escuela, ni en la universidad, ni tiene que estudiarlo para las oposiciones. ¿Qué se le puede pedir?


¿Quién es el responsable?


Todas las instituciones clave han asumido un pacto de silencio: el Tribunal Supremo, la Fiscalía, el Consejo General del Poder Judicial, los sucesivos ministerios de Justicia... El Ministerio Fiscal también editó recientemente un lujoso libro autolaudatorio. Se remonta nada menos que hasta el siglo XIII, pero no dedica ni una línea a la Causa General que en 1943 Franco encargó a la Fiscalía General. Ni una línea para la represión.


¿Los problemas de Garzón se explican por intentar investigar el franquismo?


Garzón es un personaje muy polémico y desenfoca la cuestión central sobre el estado de la justicia en España el tener que opinar sobre él. Pero está claro que es una monstruosidad que el Supremo se dedique a esto.


La mayoría de juzgados que recibieron su causa ha archivado sin investigar.


Era previsible. ¿Cómo van a tener sensibilidad si no conocen lo que pasó? Tengo compañeros que no saben qué es el TOP. Cuando publiqué el libro, ninguna de las muchas publicaciones del CGPJ le dedicó ni una línea. Tampoco las asociaciones de judiciales, ni siquiera las progresistas. Me parece muy sintomático. Hubiera entendido críticas despiadadas. Pero hubo silencio sepulcral y eso que lo editaba una editorial como Planeta. Hay una actitud deliberada para que estos hechos no se conozcan.

Publicado en el diario PUBLICO. (20.05.2010).

lunes, 17 de mayo de 2010

NUESTRO AMIGO, EL HISTORIADOR FRANCISCO ESPINOSA MAESTRE, Premio Andalucía de Memoria Histórica


El Jurado del Premio Andalucía de Memoria Histórica, reunido el 17 de Mayo de 2010, en la sede de la Conserjería de Gobernación y Justicia, ha fallado los galardones correspondientes a su I Edición.



El Premio a la trayectoria personal ha sido para Francisco Espinosa Maestre, historiador y doctor en historia; Director Cientifico del proyecto "Todos los Nombres"; autor de diversos libros de historia y memoria histórica; miembro de la comisión que asesoró al juez Garzón en el auto sobre "los crimnes del franquismo y autor del "informe sobre la represión franquista"; brillante articulista y documentadísimo conferenciante, extremeño de origen (nació en Villafranca de los Barros), aunque afincado en Sevilla y miembro de nuestra Asociación.


Nos gratulamos de ese Premio, y transmitimos desde aquí nuestras felicitaciones por la concesión del galardón, animándole desde esta tierra natal suya, que tanto le debe en cuanto a la recuperación de la memoria, por sus rigurosas investigaciones, a perseverar en su trabajo.


El Jurado de la I Edición de Premio Andalucía de Memoria Histórica ha estado presidido por el Viceconsejero de Gobernación y Justicia e integrado por los historiadores Carmen Fernández Albendiz; Victoria Fernández Luceño; José Mª García Márquez; Cocha Langa y Fernando Martínez; el Director del Centro de Estudios Andaluces Demetrio Pérez Carretero así como por el Comisario de Memoria Histórica de la Junta de Andalucía.


Los Premios serán entregados en un acto a celebrar en el Teatro Isidoro Maiquez de Granada el próximo viernes 28 de mayo, a las 19.30h., presidido por el Consejero de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía, Luís Pizarro.


Francisco Espinosa Maestre. Historiador, Doctor en Historia (natural Villafranca de los Barros, Badajoz, aunque afincado profesionalmente en Sevilla desde hace años, miembro desde sus inicios de nuestra asociación ARMHEX), fue miembro del "Comité pericial de expertos" que asesoró al juez Garzón y autor del “Informe sobre la represión franquista” que se unió a la causa 399/2006-E, del Juzgado Central de instruccion nº 5. Ha trabajado intensamente sobre el tema de la destrucción de la República en el suroeste. Entre sus investigaciones y más sobresalientes publicaciones cabría destacar “La guerra civil en Huelva” (1996), “La justicia de Queipo” (2000), “La columna de la muerte. El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz” (2003), “Contra el olvido” (2006), obra que incluye “El fenómeno revisionista o los fantasmas de la derecha española”, "La primavera del Frente Popular" (2007) y "Callar al mensajero". Ha colaborado igualmente en obras colectivas como: “Sevilla, 1936. Sublevación fascista y represión” (1990) “Morir, matar, sobrevivir” (2002), coordinadas respectivamente por Alfonso Braojos y Julián Casanova, y, en unión de Manuel Ruiz Romero, en la edición de las memorias del socialista ayamontino “Miguel Domínguez Soler: Ayamonte, 1936. Diario de un fugitivo”. Tambien ha colaborado en la obra colectiva "La gran represión" (2009), coordinada por la profesora Mirta Nuñez. Actualmente es profesor y pertenece al grupo de investigación del Departamento de Historia Económica de la Universidad de Sevilla. También es coordinador del proyecto “Todos los Nombres”.

miércoles, 5 de mayo de 2010

5 de Mayo, 65º aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi de Mauthausen


Homenaje y Reconocimiento a todos los republicanos extremeños que murieron en dicho Campo.


Fueron enviados alrededor de 7.300 republicanos españoles a Mauthausen, de los que sólo sobrevivieron 2.700. Otros miles de republicanos españoles fueron a parar de forma obligada a diversos campos de concentración o de exterminio. De aquella tragedia, no se libraron tampoco los niños. En los primeros días de la ocupación alemana, los nazis deportaron a familias españolas enteras e internaron a los niños adolescentes en el campo de Mauthausen, después de haberlos separado de sus padres. 16 niños fueron asesinados en Ravensbrück. Requerido por las autoridades nazis para determinar el destino de los prisioneros, el Gobierno de Franco negó la condición de españoles de los mismos abandonolos a su trágico final; de ahí que los republicanos de Mauthausen llevaran el triángulo azul de los apátridas, con una S —de Spanier— en el centro.
Nos sumamos al recuerdo del sufrimiento de los más de 10.000 republicanos españoles que sufrieron y murieron en los campos nazis de Mauthausen, Dachau, Buchenwald, Oranienburg -Sachsenhausen, Neuengamme, Flossenburg, etc.


Poco se ha hecho por parte de nuestras instituciones para visualizar en Extremadura a aquellas víctimas extremeñas del horror nazi (que fueron asesinadas con la imprescindible colaboración del franquismo y de su representante ante Hitler, Serrano Suñer).


En 2006, gracias al trabajo de investigación realizada por los profesores Benito Bermejo y Sandra Checa, en su "Libro memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945)", conocemos los nombres de todos ellos.


Son 274 republicanos extremeños -216 de la provincia de Badajoz y 56 de la provincia de Cáceres- los que murieron asesinados en el campo de concentración nazi de Mauthausen. Fueron conducidos allí tras ser capturados por las tropas alemanas en Francia, país en el se habían exiliado en 1939 huyendo de la represión franquista tras el fin de la Guerra Civil española, y pasaron a formar parte de la enorme lista de víctimas que perecieron en aquel lugar


El 8 de mayo de 2005 se conseguía, no sin ciertas dificultades, que por primera vez un alto representante del Gobierno de España (el Presidente José L. Rodríguez Zapatero), hicieran acto de presencia en las instalaciones (Memorial) de Mauthausen y presentaran un reconocimiento institucional a las víctimas y sobrevivientes del Holocausto.


EXTREMEÑOS DEPORTADOS MUERTOS EN MAUTHAUSEN

PROVINCIA DE BADAJOZ


Pueblo o ciudad de origen. Nombre y apellidos.

Ahillones: Antonio Martín Pilar, Juan Mateo Hernández y Francisco Romero Guerrero.
Albuera (La): Arturo Romero Martínez.
Alburquerque: Antonio Gemio Sánchez.
Alconchel: Ramón Arboleda Silva y Plácido Vargas González.
Aljucén: José Prieto Barrero.
Almendral: Manuel Álvarez Romero y José Nogales Domínguez.
Almendralejo: Abad Gutiérrez Mije y Diego Muñoz Caro.
Arroyo de San Serván: Manuel Cangas Barro.
Azuaga: Vicente Burgos Prida, José Carrizosa Rodríguez, Juan Chavero Zapata, Fernando Fernández Luján, José Antonio Gallego Hernández, José Grueso Muñoz, Agustín Merino González, Manuel Naranjo Ojeda, José Pulgarín Bermejo, José Ramírez Domínguez, Rafael Rico Gala, Luis Ruiz Sabido, Manuel Sáez Murillo, Roque Saez Murillo, Antonio Vera Expósito y Manuel Vizuete Carrizoza.
Badajoz: Isidoro Barrena Regalado, Federico Lencero Peliz, Luis Medino Montes, Demetrio Morales Morales, Cirilo Moreno Rivera y Francisco Serrano.
Benquerencia de la Serena: Manuel Arena Murillo.
Berlanga: Antonio Hernández Rodríguez y José Antonio Sarabia Vázquez.
Bienvenida: Jesús Pérez Ortiz.
Burguillos del Cerro: Antonio Cerrajero Jiménez.
Cabeza de Buey: Joaquín Calderón Rodríguez, José Domínguez Calvo y Agustín García-Risco Claro.
Castilblanco: Vicente Bermejo Rivero.
Castuera: Gerónimo López Fernández y Francisco Sánchez Custodio.
Coronada (La): Ramón Orejudo Orellana.
Don Álvaro: Ángel Camacho Mateo.
Don Benito: Luis Álvarez Palomero, Ramón Cerrato Ramos, Luis Chaparro Rodríguez, Vicente Díaz Capilla, Felipe Gómez Rodríguez, Manuel Lama Barjola, Juan Nieto Cerrato y José Quirós González.
Esparragosa de la Serena: Cándido Benítez Bastias, Leopoldo Caballero Dávila, Pedro Campos Cáceres y Manuel Rosa Villar.
Fregenal de la Sierra: Antonio Martínez Pérez.
Fuenlabrada de los Montes: Felipe Barbo Ramírez, Vicente Camarero Picatostes y Ginés Higuera Toledo.
Fuente de Cantos: José Aradilla Domínguez, Ricardo Arteaga Yerga, Benito Borrego Berjano, José María Delgado Lebrato, Teófilo Fernández Barriente, José Fernández Saez de Tejada, Casimiro García Becerra, José Jiménez López, Javier González Muñoz, Antonio Goya Diosdado, Casildo Hernández González, Luis Lamilla Sánchez, Manuel Lamilla Sánchez, Celedonio Lobato Yerga, Rafael Lobato Yerga, José Macarro Robles, Bautista Miranda Duarte, Antonio Moreno Cortés, Casimiro Nuñez Giménez, Rafael Real Santos, Santiago Rojas Hernández y Bernardo Roldán Carrasco.
Fuente del Arco: Antonio Rubio Barragán.
Garbayuela: Ciriaco Camacho Rayo.
Granja de Torrehermosa: Manuel Calero Díaz, Juan García Garrido, Manuel Gutiérrez López, José Antonio Ordóñez Cano y Emilio Santiago Hinojosa.
Guareña: José Barrero Román, Santiago Isidoro Rodríguez, Federico López, Mateo Palmarín Moruno, Pedro Pascual Monago, Valentín Pérez Palomares y Antonio Ramos Ortega.
Haba (La): Julián Capilla Manzano.
Helechal: Miguel Calvo Sánchez.
Herrera del Duque: Pedro Bonilla Quilez, Higinio Muga Calderón y Santos Sanandrés Díaz.
Higuera de la Serena: Pedro Merino Romero.
Hornachos: Joaquín González Sánchez, Antonio Muñoz González y Miguel Salguedo Nieto.
Jerez de los Caballeros: Alfonso Fernández Navarro, Sebastián Matamoros Albano y Florentino Vega Delgado.
Llera: Antonio Carrasco Tapias, Alfonso Macía Barrero, Joaquín Macía Barrero y Manuel Piña Barrero.
Llerena: Diego Florido Manzanares.
Magacela: Félix Donoso Donoso.
Maguilla: Lorenzo Bermejo Molina.
Malpartida de la Serena: Domingo Calderón Algaba.
Medina de las Torres: Ceferino Ramírez Rey.
Mérida: Sebastián Barrena Tobal, Antonio Gallardo Sánchez y Alejandro Jiménez Cruz.
Navalvillar de Pela: Francisco Moñino Gallardo, Luis Pastor Juan y Pedro Trenado Serrano.
Oliva de la Frontera: Juan Macarro Delgado, Vicente Márquez Pérez, Antonio Soto Torrado, Antonio Torrado Balcalegro y Miguel Torrado.
Olivenza: Librado Almeida Martínez, Antonio Cayero Vivas, Manuel García Jara, Antonio González Álvarez, Vicente Hurtado Álvarez, José Martínez Rodríguez, Gabriel Méndez Sousa y Aurelio Ramallo Martínez.
San Rafael de Olivenza: Raimundo Escudero Bravo.
Orellana la Vieja: Ramón Carmona Marfil y Emilio Collado Saez.
Palomas: Antonio Espinosa Seguro, Dámaso Pozo Trejo.
Peñalsordo: Feliciano Giménez Donaire.
Peraleda del Zaucejo: Juan Trujillo Trujillo.
Puebla de Alcocer: Emilio Murillo Cerrato.
Quintana de la Serena: Diego Benítez Tejada, Cecilio Hidalgo Martín, Tiburcio Murillo Guisado y Lorenzo Trejo Romero.
Rena: Adolfo Cabeza Fernández.
Retamal de Llerena: Emilio Algaba Naranjo, Antonio Godoy Pinto y Juan Tamallo Pinto.
Ribera del Fresno: Jorge Báez Asensio, Pedro Caballo Vázquez, Juan González Lozano, Severo Megías Vacas, Antonio Pizarro Delgado, José Rodríguez Toro, Luciano Suárez González, Santiago Vital Enríquez e Isidro Zapata Meneses.
Salvatierra de los Barros: Juan Sosa Olivera.
Santa Amalia: Juan Facila Nieto y Juan Gómez Rebollo.
Siruela: Juan Cabello Cabello y José Camacho Recio.
Talarrubias: Agustín Paniagua Peco.
Talavera la Real: José Becerra Domínguez y Manuel García Fernández.
Valencia de las Torres: Lino Agudelo Pilar, José Cabanillas y Juan Cabrera Escuder.
Valencia del Mombuey: Joaquín Díaz Gudiño.
Valencia del Ventoso: Joaquín Delgado Bravo, José de los Reyes Nuñez y Manuel Sánchez López.
Valverde de Leganés: Miguel Aparicio Espejo, Luis Espejo Bravo, Juan Gimeno Olivera, Manuel Gimeno Olivera, Anselmo Hernández Bravo, Justo Sánchez Acebedo, Eugenio Torres Antúnez y Ángel Velázquez Bravo.
Valverde de Llerena: José Bravo y José Vera Llanes.
Valverde de Mérida: Pedro Pajuelo Manzano.
Villafranca de los Barros: José Hernández Suárez, José Hidalgo González y Manuel Torres Martín.
Villagonzalo: Lorenzo Espinosa Casablanca, Alonso García Castanera y Luis Mendoza Fernández.
Villalba de los Barros: Domingo Diosdado Martínez.
Villanueva de la Serena: José Atanasio González, Francisco Carmona Casilla, Juan García Acedo, Pablo González Escobar, Andrés Olivares Barjola y Juan Sánchez Santos.
Villanueva del Fresno: Manuel Fernández López.
Villar del Rey: Dionisio Alvarado Rodríguez, Lázaro Márquez Nevado y Guillermo Moreno García.
Villarta de los Montes: Víctor Ferrera Garrido.
Zafra: Julián Moreno Patarro.
Zalamea de la Serena: Ezequiel Jara Doblado.
Zarza (La): Gerónimo Benítez Dicha, Lucas Benítez Trinidad, Ildefonso Flores Trinidad y José Paredes Monje.

PROVINCIA DE CÁCERES

Aldea del Cano: Graciano Gil Iglesias y Enrique Giménez García.
Alía: Teodoro Laguna Belvís y Plácido Moyano Rodríguez
Arroyomolinos: Francisco Vasco Cortés.
Baños de Montemayor: Máximo Cabezalí Paniagua.
Berrocalejo: Elías Fernández Martín, José Fernández Martín, Agapito Mesa Bravo, Aurelio Pedraza Paniagua.
Cáceres: Juan Montero Ruiz(?), y José Polo Mirón.
Cadalso: Celestino Carbajal Pérez.
Cañamero: Eugenio Bau Rodríguez, Rafael Broncano Barba, Francisco Durán Domínguez, Santiago González Sánchez.
Casar de Cáceres: Manuel Andrada Rey.
Casas de Miravete: Máximo Montes Izquierdo.
Casas del Monte:Tomás Iglesias Iglesias.
Casatejada: Juan Nuevo Vázquez y Félix Sobrino Vaquero.
Casillas de Coria: Teodoro Martín Gutiérrez.
Castañar de Ibor:Teodoro Carretero González.
Coria:Moisés Dorado Rivera.
Garciaz: Simón Carrasco Fernández.
Guadalupe: Víctor Gamino Quiroga y David Sánchez.
Guijo de Coria: José Iglesias.
Jerte:Víctor Blanco Calles.
Madroñera: Ramón Bardo (?), Alfonso Bonilla Díaz e Isidoro Sánchez.
Malpartida de Plasencia: Bernabé Tomé Ovejero.
Miajadas: Felipe Díaz Cruz, Miguel Sosa Tostado (?), Vicente Martín Manuel.
Navalmoral: Manuel Sánchez García.
Sierra de Fuentes: José Iglesias Rivera.
Solana-Cabañas: Vicente Pina Seco.
Talavera la Vieja: Fermín Arroyo Morón, Román Gallego Fernández, Saturnino Giménez Fernández, Jacinto Manzano Sánchez y Segundo Tejeda Giménez.
Talaveruela de la Vera: Cecilio Baena.
Talayuela: Bonifacio Blázquez Fernández y Salvador López Giménez.
Tejeda de Tiétar: Wenceslao Muñoz Lobato.
Valdelacasa de Tajo: Andrés Toribio Blázquez.
Valverde del Fresno: Pedro García Margallo.
Villanueva dela Vera: Luis Morén Gómez.
Villar del Pedroso: Sixto Díaz Jarillo y Saturnino Rivera Álvarez.
Villar del Pedroso-Navatrasierra: Celestino Garvín Delgado y Julián Rivero Garvín.


LA ARMHEX, DESDE AQUÍ PIDE LAS DIPUTACIONES DE BADAJOZ Y CÁCERES, Y A LOS AYUNTAMIENTOS EXTREMEÑOS, DE DONDE SON NATURALES, ACTUACIONES DE RECONOCIMIENTO Y HOMENAJE DE SUS VECINOS, QUE FUERON EXTERMINADOS EN DICHO CAMPO.


HASTA LA FECHA SÓLO EL PEQUEÑO PUEBLO DE GARBAYUELA, GRACIAS EN PARTE AL EMPEÑO PERSONAL DE SU ALCALDESA, HA COLOCADO, EL PASADO 1 DE FEBRERO DE 2010, EN LA FACHADA DE SU CASA CONSISTORIAL, UNA PLACA DE RECONOCIMIENTO Y RECUERDO A CIRIACO CAMACHO RAYO, CONCEJAL REPUBLICANO QUE FUE ASESINADO en el campo de Gussen, un ramal del campo de exterminio nazi de Mauthausen.


Hoy 5 de Mayo de 2010, la Diputación de Sevilla y la Junta de Andalucía, procederán a realizar un acto de Homenaje y Reconocimiento a estas víctimas olvidadas, con el montaje de una placa con los nombres de los 80 naturales de la provincia de Sevilla —de los 114 consignados hasta el momento, de los que sólo 34 sobrevivieron— que fueron asesinados (76) y desparecidos (4).


¿Para cuando las Diputaciones de Badajoz y de Cáceres harán los mismo?.


¿Para cuando los Ayuntamientos extremeños seguirán el ejemplo de Garbayuela?.



Esperamos que cunda el ejemplo cuanto antes.


martes, 4 de mayo de 2010

“Pero hay una Justicia Universal”


Para analizar el grave descenso de la credibilidad que deben ofrecer los jueces y tribunales, en este caso la Sala Segunda del Tribunal Supremo, parece oportuno partir de las siguientes afirmaciones cuasi axiomáticas.


-Primera.- El Poder Político en una sociedad organizada, a semejanza de la materia, ni se crea ni se destruye, SOLO SE TRANSFORMA .Díficilmente se puede hablar de “vacío de poder”: Siempre hay alguien que está dispuesto, sólo o acompañado, a asumir el poder abandonado o arrebatado a otros. El ejemplo lo tenemos en nuestro país con la dictadura franquista.


-Segunda.-Para que el Poder político no sea tiránico o totalitario debe estar repartido y recíprocamente controlado . Recordemos el caso de Arnaldo, el Molinero de“Sans Souci”, quien ante las pretensiones del Rey Federico II de Prusia que quería ampliar los jardines del Palacio, se negó a vender sus tierras; y ante la afirmación del monarca -prototipo del despotismo ilustrado- “te las puedo tomar sin pagártelas”, el molinero respondió: “Sí, pero hay jueces en Berlín”.


-Tercera.-El poder sólo tiene sentido si se ejerce en garantía de los derechos de los ciudadanos, hasta tal punto que ya la Declaración francesa de 1789 de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, estableció en su art. 16 “Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada ni la separación de poderes establecida, no tiene Constitución”. Nos sigue valiendo el ejemplo de los cuarenta años de dictadura fascista.


Cuarta.-Ahora bien, sin jueces formal y materialmente independientes, no puede haber Estado de Derecho, no puede haber auténtica democracia.


El Estado debe, por tanto, proporcionar un efectivo estatuto de independencia a los jueces, y estos viene obligados a devolver imparcialidad, ya que los ciudadanos lo que necesitan son jueces IMPARCIALES, equidistantes entre las partes en conflicto.


Pues, bien, partiendo de estas afirmaciones, puede concluirse que la verdadera legitimación de los jueces está no solo en cómo son nombrados, su estatuto, sino de manera primordial en cómo cumplen diariamente su función garantizadora de los derechos de los ciudadanos. Es ahí, donde el sistema judicial gana o pierde credibilidad, donde gana o pierde la confianza de la ciudadanía.


Obviamente, también los jueces y tribunales deben ser controlados, y entre otros aspectos, en:
-si motivan o no adecuadamente sus resoluciones y sentencias,
-si cumplen con su obligación de adecuar la interpretación de las normas a la realidad social del momento en que deben ser aplicadas y siempre en relación a los valores superiores de libertad, justicia, igualdad y pluralismo político que proclama el artículo primero de nuestra Constitución,
-y también,si han respetado o no las reglas de juego en los procedimientos en que dictan sus resoluciones y sentencias.

De ahí surge, no solo que pueda y deba exigírseles la correspondiente responsabilidad penal, disciplinaria o civil, sino además que sus resoluciones y sentencias puedan ser sometidas a la critica pública. Es más, la mayor altura en la jerarquía jurisdiccional, supone, no un mayor arbitrio, sino una mayor exigencia del cumplimiento de sus obligaciones, porque socialmente el riesgo de desprestigio, de pérdida de confianza de los ciudadanos en el sistema judicial es mucho mayor. Y aunque todos venimos obligados a acatar, a cumplir, sus resoluciones y sentencias cuando han adquirido firmeza por no haberlas recurrido o porque se han agotado todos los recursos legalmente previstos, este acatamiento nunca supone que no puedan ser objeto de crítica pública, en cuanto estamos ante actos que emanan de uno de los poderes del Estado.
No se entiende, por tanto, que por dirigentes del principal partido de la oposición, se hayan calificado actos, como el celebrado en el paraninfo de la Universidad de Madrid, como “antidemocráticos”, o que el Consejo General del Poder Judicial, en cuanto órgano constitucional al que le corresponde velar por la independencia de los jueces y tribunales, se haya limitado a manifestar públicamente su "preocupación y tristeza" ante "las diversas manifestaciones que de forma sistemática vienen produciéndose atacando la actuación jurisdiccional del Tribunal Supremo" en relación con la causa abierta al juez Baltasar Garzón. Y ello después de las manifestaciones del portavoz de Justicia del PP, Federico Trillo, de que el Consejo “imponga el debido respeto al Tribunal Supremo”. Porque o ha habido un ataque a la independencia de los magistrados de la Sala Segunda del Tribunal Supremo -lo que obligaría a otro tipo de pronunciamientos-, o se está criticando, sin el rigor exigible, el legítimo ejercicio por los ciudadanos de los derechos democráticos de reunión y expresión en el acto convocado por los Sindicatos UGT y CC.OO.
Afortunadamente desapareció del Código penal uno de los delitos más preciados por las autoridades políticas y judiciales durante el franquismo, y buena parte de la transición: el desacato. Y hasta el día de hoy, que se sepa, ningún integrante de la Sala Segunda del Tribunal Supremo ha presentado denuncia por calumnia, injuria, insulto o amenaza contra alguna víctima o familiar de víctimas del franquismo o contra cualquier otro ciudadano que individual o colectivamente ha mostrado su disconformidad con las resoluciones dictadas en dicho proceso contra Baltasar Garzón.
Lo procedente, a mi modo de ver, es encajar dichas críticas analizando lo que de verdad puede haber en ellas, especialmente cuando van siendo cada día más numerosas y más extendidas geográficamente -nacional e internacionalmente- y no rechazarlas, sin más, calificándolas despectivamente de plebiscitarias como se valora en uno de sus autos por el magistrado instructor Luciano Varela.
¿ Se ha preguntado el Consejo General del Poder Judicial por qué se está tardando tanto en resolver las cuestiones de competencia que sobre esta cuestión tiene pendiente la Sala Segunda del Tribunal Supremo, cuando previsiblemente ayudaría a resolver el problema? ¿Falta de medios personales o materiales o indebida planificación del “tempus” de sus resoluciones?
En todo caso, esta situación puede ser demostrativa de que el funcionamiento de nuestro sistema institucional democrático deja bastante que desear cuando uno de los Poderes del Estado, el Judicial, no cumple adecuadamente su función, unido a que otro de los Poderes, el Legislativo, no hizo bien su papel con la insatisfactoria Ley 52/2007, mal llamada de la Memoria Histórica, ni parece estar dispuesto a dejar claro el alcance de la Ley de Amnistía de 1977, convertida en la práctica judicial en Ley de Punto Final, y porque el otro Poder, el Ejecutivo, parece conformarse con la “beneficencia”, pausadamente administrada, de la citada Ley del 2007.

Y como consecuencia de esta pérdida de confianza por un cada vez más amplio sector de la ciudadanía, y debido asimismo a los compromisos internacionales asumidos por España, si las “víctimas” de los delitos gravísimos del fascismo español no obtienen la respuesta de “verdad, justicia y reparación” que legal y constitucionalmente les corresponde, no es de extrañar que se haya producido el grito actualizado del molinero de Sans Souci: “pero hay una Justicia Universal”, que está dando ya sus primeros pasos en Argentina para nuestro bochorno y vergüenza.

Antonio Doñate,
Magistrado(j.) y ex-profesor de la Escuela Judicial